
Estuve fuera de casa unos días y entre la pila de correspondencia se encontraban avisos que la empresa Oca me había dejado para hacerme entrega de las renovaciones de las tarjetas de crédito.
Por teléfono -previo a indicar el porqué de la comunicación- me informan que pase a retirar el envío hasta X horas.
Me apersono al mostrador y me atiende una empleada con cara haberse untado plasticola en lugar de base de maquillaje (o en su defecto demasiado botox), la que me informa que las tarjetas serán entregadas exclusivamente en el domicilio.
Inútil fue pedirle que lo hiciera en ese acto ya que sistematicamente me respondía que el banco les exige -por contrato- que se haga de esa forma.
Ante mi sugerencia de que entonces pasaran en horario de la tarde, y sin articular gesto alguno me informa: no podemos pactar horarios.
A punto de mandarla a evacuar el intestino, le advertí que si el repartidor iba en horario matutino obviamente se iba a encontrar con que no habría nadie en la casa y muy suelta de cuerpo me dice: Si, a todo el mundo le pasa igual y tienen que ir a buscarla al banco.
Entonces, me pregunto, para que cuernos contrata el banco el servicio de Oca -que obviamente pagamos nosotros- si indefectiblemente hay que ir al banco a retirar el plástico.
No termina aquí la cuestión, como no habían completado las tres visitas pactadas por contrato debía esperar a que esto sucediera, que la empresa Oca informara que no encontró a nadie en el domicilio -obviando por supuesto mi presencia en sus oficinas- y pasados varios días de dicho informe ir a la entidad bancaria correspondiente a retirarlas.
Luego de bajar el nivel de calentura que tenía, me di cuenta que no sólo pasa con Oca, sino que el Correo Argentino hace lo mismo con cualquier otro tipo de correspondencia, dejan el avisito para que pasemos por sus oficinas a retirar telegramas, cartas y encomiendas.
No se si en otras ciudades impera el mismo "modus operandi", pero no sólo es un sistema perverso sino que me arriesgaría a sospechar de una estafa encubierta.